Los azulejos rústicos nos llevan a un pasado no muy lejano con sus múltiples formas y colores cálidos, como el marrón. Hechos en base a distintos materiales, como pueda ser el gres o la cerámica, casan a la perfección en cocinas, baños y exteriores.
Los azulejos para cocinas
Las cocinas son el corazón de todo hogar. Eligiendo un alicatado rústico ofreceremos un ambiente acogedor, ya sea para cocinar o comer. Aunando azulejos de varios colores en suelos y paredes podemos lograr grandes contrastes. Los clásicos tonos parduzcos de los azulejos rústicos se llevan muy bien con una pared blanca y destacan si son dispuestos cerca del salpicadero. Además, estos azulejos despuntan por su dureza y resistencia.
Azulejos para baños
Otro lugar donde sobresalen son los baños. Hasta hace poco se consideraba que un baño rústico era tosco e inferior, sin embargo, hoy día no hay mejor manera de lograr un toque práctico y útil en unión con ladrillos o paredes de piedra. Además, es posible crear una ambientación de época incorporando muebles antiguos o restaurados sobre un suelo de encantadora baldosa naranja oscuro.
Azulejos de exterior
No solo podemos dar ese toque campestre a nuestro hogar en el interior, sino que el azulejo rústico se adapta también a los exteriores. Sea en patios o en porches, disponer de este tipo de suelos con sus infinitos patrones dará una sensación acogedora y nos hará disfrutar aún más de una comida veraniega. Conjuntado con muebles de madera o materiales naturales, nos transportaremos a tiempos remotos.
Conclusión
Los azulejos rústicos destacan tanto para exteriores como para interiores. Su simplicidad, practicidad y patrones nos ofrecen múltiples posibilidades para lograr ese aire acogedor y cómodo que toda casa debe tener. Sea en suelos o paredes, destacarán en toda estancia si se combinan con los elementos antes mencionados.